Reflexiones sobre la noche de "Ejercicios"

Se antojaba otra de esas noches que me dejan buen sabor de boca, notaba ese conflicto interno entre: ansiedad, nervios, tranquilidad y adrenalina; una combinación que bien mezclada hace que me sienta intensamente vivo.

Siempre lo supe, incluso antes de subirme por primera vez a aquella tarima en "A Night at the Cotton Club"; necesitaba empuñar un micro, me daba igual mi contribución (un apoyo, una frase, una estrofa, una canción o un concierto [quiza algún día, jejeje]); supongo que lo que siento alli arriba es lo más parecido al subidón que sienten los yonquis metiéndose su dosis...

Estabamos preparados, estaban nuestros ensayos, nuestras ganas, y nuestra complicidad; sólo me asaltaba una duda: ¿recordaré como hacerlo? (TRES bolos perdidos, por culpa del desafortunado desenlace de una jornada de basquet). La experiencia (madre de la sabiduría) y la confianza de mis amigos me decían que si, y fue la sombra de esa duda la que se me apareció en mitad del concierto, dejando mi mente en blanco por un segundo; algunos lo notaron, otros no, pero yo obviamente si, y no pienso dejar que esa duda me la vuelva a jugar.
[Otro podría pensar que como lo disimulé suficientemente bien, no ocurrió nada; pero lo vi claro como si a esas horas de la noche se hiciera de día. MALDITA duda, pienso enterrarte lo más hondo posible.]

Como bien dice "elSabe" en su Blog (ver Blogs al margen), puede que recibieramos la más calida acogida, y posterior ovación de nuestras vidas. Y yo se lo debo todo a mi "primo", que quizas fruto de la necesidad, me dio una oportunidad de acompañarle y de disfrutar del calor de la gente en el fragor de un concierto. MUCHAS GRACIAS son pocas para ti, Javi; pero aqui quedan. Y otras tantas GRACIAS para la gente que demuestra ese cariño y ese respeto que nos llega.


GRACIAS.